La culpa es un auto castigo que nos estanca.
No es necesario autocastigarte ni condenarte por un sentimiento que no te beneficia. De esa manera no encontrarás solución al problema.
La culpa es un sentimiento egóico que te hace gestionar una emoción negativa, en la cual te auto determinas como mala persona o que actúas de forma incorrecta, causas daño a los demás o haces sufrir a tus semejantes. Sentimientos que a su vez te hacen tendiente al auto castigo y al no merecimiento.
Cambiar la perspectiva de las situaciones te hará poder responder de una manera más sana y efectiva. Sustituir la palabra culpa por responsabilidad hará una gran diferencia en tu forma de reaccionar ante ciertas circunstancias de la vida.
Ser culpable solo te hace estar en un estado depresivo y negativo. En cambio si tomas las riendas de tu actuar y te responsabilizas por ello, adquirirás una postura de solución, la cual te permitirá salir a flote, aprendiendo la lección que necesitas para evolucionar.
Todas las situaciones que te permites vivir, son una enseñanza que te hará evolucionar. Por tanto, todas y cada una de ellas van a sumar en tu vida, si decides sacarle provecho.
La culpa es un tipo de juicio que emitimos hacia los demás o hacia nosotros mismos. Juicio meramente moral sobre la conducta realizada y como tal, cada juicio merece un castigo.
Siendo el castigo una vida de tristeza, angustia, remordimiento e infelicidad, porque tienes que pagar algo por lo que hiciste, en vez de buscar una solución y avanzar.
Tal como describe el gran maestro Eric Corbera:
“Cuando nos estancamos en la culpa, cuando culpamos a los demás de lo que nos sucede, entramos en el victimismo, nos convertimos en víctimas inocentes y creemos merecer la simpatía y la compasión de los demás, además de demandar un castigo para el culpable. Esto nos lleva a no movernos, a no cambiar nuestra forma de ser, ya que consideramos que el castigo sobre el otro rectificará nuestro problema. No nos damos cuenta que aquello que queremos castigar en el otro es lo que castigamos en nosotros y que, por lo tanto, la única manera de resolver el conflicto es perdonar al otro. Así nos perdonamos a nosotros, o más bien, perdonamos nuestros juicios, que proyectamos sobre los demás. Sólo hasta entonces, podemos liberarnos de las cadenas que nos atan a nuestros propios mandatos inconscientes y, que el universo tan fervientemente quiere que hagamos conscientes.”
Así que para trascender, debes sustituir la culpabilidad por la responsabilidad y perdonar. Sé responsable de tus actos y de tus decisiones.
La culpa se traduce en un error y el error no existe.
Deja la culpa condenatoria y opta por la responsabilidad reparadora. Perdona y libera.
Recuerda que no se puede devolver el tiempo, no podemos cambiar lo sucedido, pero sí podemos revertir como vivimos una situación, podemos encontrar la parte positiva, reparar lo ocasionado y, de ahí vendrá tu evolución.
No juzgues, comprende que todos cometemos actos contrarios a la moral y a los ideales, nadie está exento de ello.
Aprende de los “errores” y toma el aprendizaje para ser cada día mejor persona. Si deseas acompañamiento en tu sanación entra en mi web y agenda una cita.