A través de los años siempre me he preguntado, cómo existen personas con tan buenos hábitos de vida, pero con síntomas devastadores. Estas personas siempre afirmando que el bienestar viene de la mano de una alimentación rigurosa, y entiéndase que no voy en contra ellas. Al contrario, voy en pro de una vida saludable en todos sus aspectos. Esto siempre será un reflejo nuestro altruismo. Más, sin embargo, como les contaba, estas personas con altos rangos de meditación, alimentación saludable y alejadas de vicios conocidos, como el uso de sustancias o comida en exceso, denotaban siempre un pasado incongruente.
Al aumentar mi propósito de sanación. y debo decirles que desde los 15 años padecía un cuadro de ansiedad, comienzo a comprender que las respuestas no estaban ahí donde todos decían. No estaban en el medicamento que tomaba para estimular la producción de ciertos químicos cerebrales. Tampoco en mantener una dinámica saludable de la que todos hablan en aquellos años de mi juventud. Es cuando descubro como el contexto me hace variar de sensación, mi inconsciente comienza a RECHAZAR personas, colores, olores, y formas. Dejándome sumisa, aún mas en un estado de reflexión.
Desde una corta edad, mi afinidad con la mente inconsciente, era asombrosa. Ya a los 10 años me encontraba leyendo a Muchas Vidas Muchos Maestros de Brain Weiss. Un libro que cambio mi forma de verlo todo. Mi familia siempre se ha caracterizado por un gran manejo del ámbito espiritual y, para ese entonces se estudiaba al espíritu como una ciencia. Claro, mis abuelos maternos, y por el otro lado también, eran todos curanderos. Una mezcla bastante potente de antepasados. Más, sin embargo, sabia que faltaba algo, y fue así como decidí a estudiar la relación entre de nuestro cuerpo y las emociones. De la mano de grandes maestros y teorías, como la que nos heredo Carl Gustav Jung –la enfermedad es el esfuerzo del cuerpo por curarse–, y esto sucede casi de manera irracional, ya que el cuerpo no esta reflexionando si esta bien o si no. Solo intenta atacar un desbalance en sus mecanismos para preservar nuestra vida. Entiéndase esto como la adaptación fisiológica del cuerpo ante un estrés emocional.
Es decir, que la enfermedad no es mas que la respuesta de adaptación biológica, que tiene como defensa el cuerpo para preservar la vida. Cada órgano responde mecánicamente a un estrés vivido por la persona. Ciertas características deben estar presentes a la hora de vivir el conflicto emocional como conflicto, que son: vivirlo en soledad, de manera inesperada, pensarlo sin solución y de manera un poco dramática. Y aquí va la teoría del tamaño de la enfermedad: Si es con mucho drama, será mayor el síntoma, aquel que responde a menos drama.
Toda esta información es guardada en nuestra mente inconsciente. En un futuro, al vivir diferentes experiencias similares, la persona puede activar el síntoma o perpetuarlo. Por eso, es importante acudir a las memorias vividas, de la mano de un profesional que pueda reprogramarlas. Y así, liberar la emoción de nuestro cuerpo y mente inconsciente. Que también, cabe destacar como importante, vamos a vivir semejantemente estos conflictos resonando con las historias de dramas que han vivido nuestros antepasados. Aquí entra la liberación del transgeneracional, y sus memorias, por medio de la integración y resolución de nuestros propios conflictos, en esta vida y en otras.
¿Qué podemos hacer para EVITAR enfermarnos? Preservar las buenas relaciones, trabajos, amistades, pensamientos y sentimientos. A todo aquello que nos denote un estrés constante, reflexionar porque lo hemos atraído y luego liberarnos de ese vínculo, que solo nos llevará al deterioro de nuestra salud.